
La pandemia ¿Catástrofe o reconvención?
Actualmente estamos atravesando una época de crisis en todos los ámbitos de la vida, económica, social, estructural y no menos importante emocional. Gracias a la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19.
Esta crisis sanitaria no tiene precedentes, aunque a lo largo de la historia, la humanidad se ha enfrentado a otras pandemias.
Hoy existen en el mundo tecnologías aprovechadas por los seres humanos en casi todos sectores, pero lo cierto es que aún estamos a la espera de una vacuna que frene y ponga fin al contagio de más personas en el mundo.
Este virus codicioso que, si pudiera acabaría con todos los seres humanos de este planeta. No lo permitiremos.
Todos los días escuchamos las cifras cada vez más elevadas de personas que perecieron y no pudieron hacerle frente a este mortal virus.
Muchas empresas y negocios han cerrado en definitiva porque tampoco pudieron seguir a flote, gracias a esta crisis sanitaria que también se ha vuelto económica.
Probablemente esta pandemia puede ser considerada por muchos como una catástrofe. Un suceso desafortunado, que produjo una grave alteración del desarrollo normal de las cosas en todo el mundo.
La pandemia ha obligado a hacer uso de la tecnología virtual si o si, como medio de sustitución de la movilidad de las personas por los países y el riesgo de contraer el virus y las consecuencias que un contagio implica.
Ahora bien, esta pandemia ha cambiado el paradigma de vida que las personas tenían hasta antes del COVID-19. La vida ahora es diferente.
La pandemia ha hecho que reconozcamos que se puede vivir con lo esencial. Que se puede vivir diferente y no con la vida acelerada y llena de insatisfacciones que antes se tenía.
Han cambiado los hábitos de consumo de las personas en todo el mundo. Ha cambiado la conciencia de la naturaleza del ser humano, valorando así, lo que antes no había sido capaz de reconocer con un valor intrínseco.
Esta pandemia ha tocado la conciencia de las personas en relación al medio ambiente, la vida sustentable, la armonía con su entorno, el proceso económico, el contacto social y todo lo que es inherente al ser humano.
Sin olvidar que probablemente, con esta pandemia, se esté caminando hacia un nuevo paradigma de bienestar que incluye el equilibrio económico, social, espiritual y emocional en cada individuo de este planeta.
Recordemos que para que exista un verdadero cambio, motivado por cualquier circunstancia ya sea positiva o negativa, habrá que reconfigurar todo, permanecerá lo que tenga que estar y se irá lo que no tenga razón de ser.
Ahora, solo queda reconvertirse hacia esta “nueva normalidad”. Las personas, las empresas, los entornos deberán transformarse para seguir adelante ante el desenlace que pueda producir esta crisis.
Sin lugar a dudas, tras esta pandemia, surgirán nuevos escenarios en cada uno de los ámbitos y nuevas oportunidades y quienes sepan reconocerlas se verán beneficiados, más allá de lo que signifique la catástrofe producida por este virus.
Permanecer inmóviles ante los cambios que ocurren, solo produce descontento, miedo, egoísmo, desconsuelo y gran frustración.
Finalmente, lo que queda para salir bien librado es, hacer frente a esta crisis desde donde cada uno se encuentre, tomando las decisiones correspondientes y haciendo un gran esfuerzo individual y colectivo, para adaptarse a esta nueva realidad, que exige la conciencia necesaria para alinear la voluntad y la acción hacia un mismo fin.
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